Miércoles, diciembre 26, 2012

Standard and Poor´s sube la clasificación de riesgo soberano de Chile

Hoy  la agencia clasificadora de riesgo Standard and Poor´s (S&P) ha anunciado una mejora en la clasificación crediticia de Chile para obligaciones en moneda extranjera desde A+ a AA-. Adicionalmente, la clasificación crediticia del país para obligaciones en moneda local subió desde AA a AA+.
 
“Esto es motivo de gran orgullo para los chilenos porque es un respaldo internacional al manejo económico y a la política fiscal que hemos desarrollado en nuestro país”, destacó el Ministro de Hacienda, Felipe Larraín. Agregó que en un contexto especialmente complejo como el vivido durante este año 2012, esta mejora en la clasificación crediticia de Chile es un “tremendo espaldarazo” al Gobierno, al país y a la conducción de las finanzas públicas nacionales.  
 
En su comunicado, para explicar las razones detrás de esta mejora, S&P destacó la “resiliencia de la economía, que continúa fortaleciéndose” y “el alto crecimiento de los últimos años, que ha permitido más que duplicar el ingreso per cápita de 2005”, así como “la estabilidad política” y el “que el gobierno haya sido capaz de aprobar una reforma tributaria (fiscal) que  permite aumentar el gasto en educación sin erosionar la posición fiscal. Asimismo, destaca la acumulación de activos de los últimos años, que se han traducido en bajos niveles de deuda neta, situación que se espera se mantenga.

De esta forma, Chile es a gran distancia el país con mejor clasificación crediticia de la región y se ubica al lado de Japón en la posición n°23 a nivel mundial, de acuerdo al rating elaborado por S&P.

Esta mejora en la clasificación de riesgo país es un reconocimiento a la conducción económica de Chile marcada por alto crecimiento, bajo nivel de endeudamiento y sólida estabilidad macroeconómica. Viene a coronar además años de políticas fiscales prudentes que se erigen en un activo valioso reconocido a nivel mundial, particularmente en momentos de incertidumbre externa marcada precisamente por severos imbalances fiscales.

Se trata de una gran noticia que tiene beneficiosas consecuencias prácticas para Chile y su economía. En efecto, el riesgo país está íntimamente ligado al costo de financiamiento externo que tiene no solo la República de Chile sino que también cualquier emisor chileno. Ello por cuanto define la prima por riesgo que los inversionistas exigen al adquirir títulos de deuda en los mercados internacionales. De esta forma, la mejora en el riesgo crediticio de Chile se traduce en una baja en el costo de financiamiento externo para la economía como un todo, hecho que sin duda, es un aporte a la competitividad del país. 

La mejora en la clasificación de riesgo confirma lo que el propio mercado internacional ya tenía internalizado. En efecto, en la última emisión soberana colocada en septiembre de 2012, el mercado habló claro: en su bono a 10 años, Chile obtuvo una prima de riesgo por sobre el Tesoro Norteamericano de similar plazo de apenas 55 puntos base, lo que se tradujo en una tasa de emisión de 2,38%. Tanto el spread como la tasa lograda son las más bajas que un país emergente haya obtenido nunca en su historia. A su vez la prima de 55 puntos base es incluso más baja que soberanos con clasificación de riesgo AA y AAA. A modo de ejemplo, esta prima está por debajo de la que obtiene el fondo soberano de Singapur (Temasek, AAA-) y similar a los del North American Development Bank (AAA).

Por último, quisiéramos destacar, como es de público conocimiento, que durante el último tiempo el Ministerio de Hacienda asumió un rol activo de cara a las clasificadoras de riesgo en orden a mostrar que nuestro país merecía una mejor clasificación crediticia. Este rol más activo ha rendido sus frutos. Si bien las agencias clasificadoras de riesgo son soberanas en sus juicios, a través de argumentos objetivos basados en un dossier preparado especialmente para la visita de las agencias clasificadoras, levantamos un sólido caso que nos permitía estar convencidos de que Chile tenía las credenciales más que suficientes como para aspirar a una mejora en su clasificación crediticia. Entre otros elementos, argumentamos lo siguiente:
 
a)   Partiendo de la base que la clasificación de riesgo busca evaluar la capacidad de pago de la deuda soberana de un país, sostuvimos que, como para cualquier deuda, ello depende de dos factores: i) el nivel de endeudamiento y ii) los ingresos que permiten definir la capacidad de pago de la deuda. La sostenibilidad de la deuda es función de ambos parámetros y no puede evaluarse en función de solo uno de esos factores aisladamente.
 
b)   En este contexto, no solo argumentamos que el nivel de endeudamiento de la República de Chile es bajo (11,6% del PIB y con una posición acreedora neta -más activos que pasivos-   de 8,2% del PIB) sino que hay elementos estructurales para sostener que ese nivel es y será siempre bajo. La razón está en la existencia de la política fiscal chilena anclada en una regla fiscal estructural establecida por ley y que tiene apoyo transversal.  Ello porque nuestra regla fiscal obliga a que, para un nivel objetivo de saldo fiscal estructural, cualquier aumento de gasto debe estar financiado con ingresos estructurales. El punto clave aquí es que, a diferencia de otros países, la emisión de deuda de Chile no sirve en términos estructurales o permanentes para financiar gasto. Ello en atención a que el endeudamiento no se considera un ingreso estructural. Así, las razones para emitir son de otra índole: principalmente completar mercados por la vía de nutrir una curva de rendimiento que sirva de benchmark a otros emisores de la economía, función que pueden realizarse con montos limitados de endeudamiento.
 
c)   Debido a lo anterior, pese a que Chile es un país de ingreso medio, su capacidad relativa de pago  es muy superior a la de la mayoría de los países del mundo (probabilidad de no pago relativamente mucho más baja). Este punto es relevante toda vez que una de las razones que solían esgrimirse para que Chile no mejorara aún más en su clasificación crediticia es que se trataba de un país de ingreso medio. Pero, como señalamos anteriormente, lo relevante es poner el nivel de ingreso en relación al nivel de endeudamiento. Aquí Chile goza de una posición de privilegio a nivel mundial.
 
 
d)   Adicionalmente, esa capacidad de pago se ha incrementado fuertemente en los últimos años. Ello en virtud del alto crecimiento obtenido por Chile desde 2010 y que los sitúan entre los de mayor crecimiento a nivel mundial (6% en 2010, 6,1% en 2011 y 5,5% (e) en 2012).
 
e)   Por último, tal cual se mencionó más arriba, sostuvimos que la emisión soberana de septiembre de 2012 mostró que el mercado nos asigna un riesgo país similar al de economías que tienen una clasificación crediticia marcadamente mejor que las que nos asignaban las clasificadoras de riesgo. 

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